Fernando Fuentes

Fernando Fuentes


R.F.E.F.

09/04/2024

Por algunas cuestiones, aparentemente insondables, parece que interesa que muchos pensemos que la Real Federación Española de Fútbol nada tiene que ver con el Gobierno de España. Por razones, que aquí no son amores, es evidente que desligar a Sánchez de Rubiales es algo que, por extraño que parezca, están consiguiendo para beneficio del primero. No huelga recordar que la R.F.E.F. es una asociación privada de utilidad pública que, en cualquier caso, está tutelada por el Ministerio de Cultura y Deportes a través del Consejo Superior de Deportes. Por ello llama poderosamente la atención que, desde tiempos inmemoriales desde La Moncloa, con unos y otros presidentes, se ha hecho la vista gorda ante los constantes desmanes millonarios que sólo ellos parecían obviar, cuando, en la calle, era un clamor que algo olía mal en los despachos de sus más altos dirigentes; desde Porta, pasando por exrecluso Villar y hasta llegar al ínclito Rubiales. «¿Dónde está el dinero de las quinielas?», le repitió durante todas las noches de 1976 el periodista Jose María García a un ministro apellidado Reguera que, no sólo nunca le contestó, sino que, además, lo intentó meter en la trena. Sabemos que antes del lamentable episodio del pico en la final del mundial femenino, la relación entre dicha federación y el actual Gobierno era intensa, fluida y hasta cariñosa. Presumía Rubiales de lo bien que se llevaba con el presi y, quizá, por eso pensó que podía hacer lo que le daba la gana al frente de la asociación que mal representa al fútbol patrio. Posiblemente por esa confianza ciega no extrañó a nadie que, con su amigo Piqué, se llevara la Supercopa de España a Arabia Saudí, trincando 24 millones de euros de comisión por intermediar entre no se sabe quiénes. Como tampoco se le pidió explicaciones cuando adjudicó a una constructora amiga la remodelación del estadio sevillano de La Cartuja en condiciones poco claras. Ahora que Rubiales y buena parte de su equipo han sido detenidos y están imputados por delitos que les podrían costar varias décadas de vacaciones en chirona, parece inaudito que sólo haya salido Uribe a decir que el próximo Mundial en España está asegurado, como si eso fuera lo único que importa en este momento. ¿Qué tiene que decir la actual ministra de Deportes, Pilar Alegría, al respecto? ¿No es curioso que, como portavoz gubernamental, hable de todo en sus comparecencias diarias menos de este grave asunto? ¿Hasta qué punto la responsabilidad de lo sucedido se debe de extender hasta el órgano público que debería de haber auditado y controlado las cuentas de la R.F.E.F.? Y permítanme una última pregunta: ¿cuánta pasta se ha distraído en el seno de dicho organismo rector, con la necesaria complacencia política, desde que se fundó en 1913? Una vez más, piensen mal y acertarán…