Javier Santamarina

LA LÍNEA GRIS

Javier Santamarina


Libres

12/05/2023

Si uno lee con calma el libro Perdidos en las matemáticas de Sabine Hossenfelder, no entiende cómo hay tanto físico ateo pues sus investigaciones requieren más actos de fe que el Credo. Para rematar, puedes dedicarle tiempo a cualquier libro de Colin S. Gray, pero como pilles Another Bloody Century publicado en el 2.005, te preguntas en qué han invertido su tiempo los gobernantes de este siglo. Es aconsejable que Angela Merkel se abstenga de ni siquiera cogerlo con las manos, ya que sería doloroso.

Nuestro problema es que nos cuesta separar lo que debería ser de lo que es. Tendemos a pensar que si creemos en algo, por extensión se cumplirá. Esta rigidez volitiva nos permite defender cosas absurdas solo porque nos gusta el resultado final de la reflexión. Desear que no haya guerras, la contaminación o el hambre no significa que se tenga la solución al mal. Las ideologías modernas argumentan que tienen las recetas a los problemas- aunque hayan fracasado en su consecución.

En la actualidad, hemos optado por valorar positivamente la empatía, la transparencia sin frenos, la voluntad absoluta, ya que solo desde el honesto deseo se construye un mundo mejor. Salvo un demente, nadie tiene ningún interés en impedir que cada uno persiga los objetivos personales que quiera. Lo dicho no significa que su obtención garantice la felicidad o que todos los deseos sean sanos intrínsecamente.

Colectivamente, eso no es posible ni inteligente. Los gobernantes deben planificar para protegernos de un futuro peligroso, desconocido pero previsible. Tienen un poder excepcional para minimizar los riesgos que un mundo convulso puede traer. Nuestros líderes se comportan como individuos que solo ven el vaso medio lleno; no se les votó para eso. Creo que genuinamente David Cameron, probablemente el peor primer ministro de la historia británica pensaba que su único objetivo vital era llegar al cargo, sin preguntarse para qué.

Se necesita popularidad para ganar elecciones, pero no se puede gobernar solo pensando en revalidar el puesto. Los gobernantes se encuentran en situaciones donde lo correcto es doloroso y su tarea debe de ser pedagógica, aunque no tenga rédito electoral. Europa confunde la transformación de la Unión Europea con un nuevo paradigma de las relaciones internacionales, sin ni siquiera ver que su propio modelo está en crisis. Nadie en Europa habla de envejecimiento, falta de dinamismo o declive intelectual. Que nadie lo desee no significa que no pase.