Cada feria es la mejor del mundo. En cada barrio, pueblo o ciudad, y puntuales cada año, se celebran las mejores fiestas de todo el planeta. Y lo son para todos aquellos que las disfrutan como si no hubiera un mañana o, incluso, un ayer. Pero la de Albacete es la única que es la top mundial de verdad. Y no lo decimos solo los de aquí; lo pregonan a diestro y siniestro todos aquellos que, por suerte en su vida, han caído en las gigantes fauces del máximo periplo ferial del universo. Pero que nadie -propio o extraño- se lleve a engaño, lo que eleva a nuestra Feria a una categoría suprema por encima de otras, somos los albaceteños. Cierto es que contamos con un Recinto Ferial único en el mundo, capaz de alimentar cuerpo y espíritu de millones de oriundos y foráneos durante diez intensos días y sus noches. También que la extensa y variopinta programación cultural que ofrece la Feria no tiene nada que envidiar a otras más famosas. Como que la sabrosa y diversa oferta gastronómica es capaz de saciar al más gourmet y tumbar al gran bebedor. Pero todo esto no supondría ser un elemento diferenciador, con carácter definitivo, si no hubiera albaceteños al aparato. Así es. Huelga decir que durante décadas se nos ha estigmatizado acudiendo al lugar común de lo pueblerino de nuestro origen y modesta naturaleza. Reírse del albaceteño, poniéndolo de cateto, ha sido algo casi tradicional y que aún colea, incluso en nuestros propios chascarrillos. La mejor forma de demostrarles que aquí ya nadie lleva boina es atrayéndolos hacia nuestros lares y la Feria es el mejor anzuelo posible. Una vez aquí, y gozado hasta el mismo tuétano de nuestro albaceteñismo de pro, será el momento de consolidar una imagen renovada, moderna y en progreso permanente de una ciudad emergente que ha sabido despojarse de unos ropajes viejunos, rancios y hasta tontacos, que flaco favor nos han hecho desde tiempos inmemoriales. Llega la hora de darlo todo en una nueva Feria que será la mejor de nuestras vidas y, por ende, la más importante del mundo. Del nuestro y del de todos los que nos acompañen. Aprovechemos para feriarnos un mejor futuro.