«Mi granero se ha quemado, ahora puedo ver la luna». La frase, que me parece cuanto menos inspiradora, es de Karl Marx.
A veces remontar es la única salida. 
Para ser fuerte no hace falta levantar mucho peso, con que levantes el tuyo cada vez que caigas será suficiente.
Habrá que volver a intentarlo. Habrá que sacudir el polvo de la caída. Habrá que desatar el nudo. Habrá que  reconstruir el tejado y reforzar los muros de carga. Habrá que  resetearse, pero siempre sin perder de vista que, hasta de la más tremenda experiencia, se puede extraer una lectura positiva. Siempre habrá una luna que contemplar.
Habrá que tomar nota, que aprender la lección, que tachar de la lista. Habrá que reconducir, que  recalcular ruta. Habrá que desandar el camino. Habrá que volver a empezar, todo ello sin dejar de aprender.
Soy consciente de que te has roto y te recuerdo que no es malo romperse, lo peligroso y desaconsejable es quedarse ahí, inmóvil, estática, congelado. Respira y reacciona. 
No sé cómo terminará tu historia, pero en las páginas de tu biografía nunca quiero leer que te diste por vencida a pesar de que lo tengas todo perfectamente descontrolado. 
Pese a todo, mañana seguirá saliendo la luna.