Javier López

NUEVO SURCO

Javier López


Las pistolas, las nueces y Otxandiano

24/04/2024

Fue Xabier Arzallus, fallecido en 2019, quien dijo aquello de «unos mueven el nogal (los de ETA) y otros recogemos las nueces» (el PNV). Aquella fue la dinámica perversa en la que se desenvolvió el País Vasco hasta el final de los atentados, en 2011. ¿Asunto arhivado?. Hoy se quiere pensar que lo de ETA forma parte de la historia, es más, se quiere olvidar como agua pasada, más pasada aún, a pesar de lo reciente de los hechos, que la guerra civil que, por el contrario, no se deja de recordar una y otra vez, machaconamente, a cuenta de la llamada «memoria democrática». Los de Bildu, que han conseguido en las últimas elecciones un resultado espectacular, también quieren borrar que buena parte de ellos comulgaron, enaltecieron y colaboraron en la filosofía que inspiraba a la banda criminal. Se presentan como abanderados de la agenda social, se comen la merienda de las otras izquierdas, y cuela, aunque a ellos lo que de verdad les pone a cien es lo de la independencia vasca.
La última campaña electoral dio un giro cuando el candidato de este partido, Pello Otxandiano, se negó de forma ostensible a calificar a ETA como banda terrorista, y no salió de lo de «grupo armado». Asqueroso, nausea total.  Fue entonces cuando se nos removieron todas las tripas y parece como si volvieran a resonar en nuestra memoria los tiros en la nuca, las bombas lapa, el asesinato brutal, la muerte de niños, todo el sufrimiento atroz que los criminales etarras provocaron en una sociedad desarmada. Fue entonces cuando se asomaron de nuevo a nuestra memoria los cerca de doscientos mil vascos que tuvieron que abandonar su tierra por culpa de la extorsión nacionalista.
Pello Otxandiando, que a apenas sobrepasa los cuarenta años, es lo suficientemente joven para no haber formado parte activa y nuclear en el nido de la serpiente terrorista, como sí lo hizo su mentor, Arnaldo Otegui, pero lo suficientemente mayor para seguir alimentándose de aquella barbarie, que ellos siguen recreando como un relato de gudaris. No en vano Otxandiano ha participado en los últimos años a homenajes en pistoleros etarras. Hoy es el mirlo blanco perfecto, con ese aspecto de izquierdista de salón. Las pistolas no disparan pero siguen humeando mientras algunos miran para otro lado cuabdo los herederos de la serpiente califican aquello de «lucha armada». No hay perdón posible, pero bastantes jóvenes del País Vasco compran el relato y los prefieren a ellos antes que al corro de la patata de la 'izquierda plurinacional'.
Con todo, lo que es preocupante es que en el País Vasco casi un setenta por ciento de votantes voten nacionalismo. Después de las pistolas, el cupo vasco, los privilegios forales, el trato de favor, el chantaje a cambio de gobernabilidad, el apaciguamiento como norma de conducta, la reducción del Estado a su mínima expresión en el territorio vasco. ¿Es ese el camino adecuado? Quiero decir el camino adecuado para los que pensamos (vasco y no vascos)  que el proyecto compartido por los españoles merece la pena. Sabemos que Pedro Sánchez tiene que sumar, sí o sí, con Bildu y con el PNV. Eso es lo que se ha venido en llamar «mayoría progresista» que, en realidad, no es más que repartirse las nueces del nogal al compás de una ambición desmedida de permanencia en el poder. Lo extraño es que el nogal resista tanto. Al nogal no le mueven las pistolas, pero le mueve la aritmética, y Bildu sigue sumando sin llamar terroristas a los mayores criminales de nuestra historia reciente.
Cuando Xabier Arzallus hablaba de los que agitan el árbol y los que se reparten las nueces dibujaba una metáfora exacta, desde su propio cinismo, de lo que estaba ocurriendo en la política del País Vasco mientras que era condicionada por unos asesinos despiadados. Ahora las pistolas no disparan pero hay aritméticas de gobernabilidad posibles que para llevarlas adelante hay que contar con los que aún no han condenado aquella violencia, y si no se cuenta con ellos la aritmética no puede llevarse a cabo. Cuestión de límites y de ética. Luego, siempre habrá un PNV a mano con cara de moderadito al que agarrarse para legitimar todo el tinglado, por aquello de agitar el árbol y repartirse las nueces que tan claro tenía ese Xabier Arzallus sin cuya claridad expositiva no costaría más entender el atolladero en el que seguimos metidos. Lo malo es que a los moderaditos del PNV el tiro casi les sale esta vez por la culata y a punto han estado de sufrir un sorpasso.