Javier López-Galiacho

Javier López-Galiacho


Pase, don Eloy

27/07/2021

Asprona y Albacete están de luto. Se nos ha muerto el doctor Eloy Camino. Como internista y endocrino, era superviviente de aquella impresionante alineación de ilustres médicos que trasvasaron la medicina de Albacete de la pura beneficencia a la atención especializada y universitaria.  
Camino era nieto de Teodoro Camino, militar con calle hoy céntrica en Albacete, puesta por su ejemplar comportamiento ante la grave epidemia de cólera 1885. El amigo que Albacete hoy despide pasará principalmente a su historia por haber levantado en 1962 la querida y admirada Asprona, referente nacional en la inserción sociolaboral de personas con capacidades diferentes. Camino la presidió hasta 1985. Fue Asprona su gran obra y hoy un centro especial de empleo recuerda su figura. Camino, pueblo a pueblo de la provincia, fue ofreciendo oportunidad social y laboral a los niños con síndrome de Down.  Eloy tuvo, además, el acierto inmenso de juntar en 1969 a Pepe Osuna, Manuel Amador y Punzón, para crear la corrida de Asprona y convertirla en la Corrida de España. Gracias a la generosidad de TVE, del público, de toreros y ganaderos (Dámaso y Samuel, especialmente), se arreglaba el presupuesto anual de esta entidad modélica.  Ayer al saber de la muerte de don Eloy, me vino a la memoria el precioso recuerdo de los días finales de aquellos meses de junio de mi infancia. Tiempo en el que presentaba a mi padre, compañero de Camino, el boletín con las notas finales del Colegio Salesiano. Y como premio me llevaba a la vieja y modestísima sede de Asprona al lado del Sanatorio Santa Cristina de la madre Amparo. Saludaba a Eloy Camino y éste le entregaba a mi padre aquel tesoro con las entradas para la mítica corrida de Asprona. Esa misma que hoy está en el aire en su 50 aniversario. Eloy Camino, le decía en este diario a Sánchez Robles, que entendía la medicina como la sagrada relación de amistad entre médico y paciente. Con cierta metafísica le gustaba afirmar: «cuando dices que pase el siguiente enfermo, no sabes a qué te enfrentarás».  Desde ayer, Dios le habrá dicho: «pase, don Eloy, se ha ganado la Eternidad».