Antonio García

Antonio García


American Psycho

15/11/2021

Se han conmemorado los 30 años de la publicación de American Psycho, un antes y después en la literatura americana, obra maestra que sigue ejerciendo fascinación y repeluzno a partes iguales.  En el título de la obra y en el nombre del protagonista (Bateman) había un homenaje implícito a otra novela, Psycho, de Robert Bloch, protagonizada por Norman Bates, y tampoco  cabe descartar ecos de otro psicópata ilustre, el Ripley de Highsmith cuyas armas de seducción nos hacen disculparle sus asesinatos y suplantaciones. Una década antes había empezado a ejercer Hannibal Lecter, al dictado de Thomas Harris, y todos ellos, consciente o inconscientemente, se anudan en el monstruo de Eastman Ellis, Patrick Bateman, que, sin embargo, los desborda a todos. En su encadenamiento de crímenes bestiales y nada imaginarios muchos quisieron ver una escenificación del capitalismo salvaje llevado a sus últimas consecuencias, moraleja a la que se recurre cuando se quiere dar sentido al sinsentido. Al menos esa es la justificación que quiso darle el propio autor cuando le llovieron críticas negativas y le responsabilizaron de ser mentor de asesinatos en serie. La literatura tiene la salvaguarda de usar herramientas de ficción, herramientas que no usaron Bush -no se olvide que en 1991 también se produjo la invasión de Irak-, ni su hijo, y que a saber a dónde hubieran llevado a Trump si no le paran los pies a tiempo. La psicopatía, como se ve, no es un fruto literario sino que es gen de una nación entera, -de ahí la afortunada elección del título- y llega hasta hoy mismo con otro psicópata más peligroso que Bateman, Mark Zuckerberg, que quiere acabar con la humanidad en bloque, reduciéndola a clones.