Putin está haciendo bueno a Stalin y sus bolcheviques con sus "putinadas", pero no solo con ese crimen de guerra que está cometiendo con Ucrania sino que pone a  toda Europa cara  a la pared, cerrando la llave del gas y la electricidad, a la vez que ataca  a la población civil ucraniana con la saña que lo está haciendo. El pequeño mongol se ha convertido en el asesino en masa más salvaje de la historia del continente europeo. Hitler a su lado era un parvulito, con biberón y chichonera.
La crisis económica a que ha dado origen Putin con su criminal salvajismo, nos hace afrontar  el invierno que se avecina con autentico terror. Uno no alcanza a comprender como las democracias occidentales enfocan "el problema Putin" con tan poca eficacia, rayana con la inepcia. El bloque occidental, tal parece que contemplara la debacle que se avecina como si solo fuera un simple espectador de la tragedia. Si Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania y todo el mundo libre no se decide pronto a ponerle pie en pared a la salvaje locura de Putin, cuando se desperecen ya será demasiado tarde para frenar ese Armagedón que prepara el "enano sangriento".
Claro que; ¿qué se puede esperar de un líder mundial como el norteamericano que recibe a sus visitas de Estado a pedos como muestra implacable de su decrepitud, o de una Inglaterra que le duran los liderazgos apenas un mes? Putin no ignora esa clamorosa crisis en que sobrenadan las democracias occidentales, enzarzadas en sus querellas internas, mientras que el equilibrio mundial hace aguas estrepitosamente.  Por el contrario parece que Putin si sabe con quienes se juega los cuartos. El despertar puede ser trágico. Y la caída, mortal…