Paco Mora

Paco Mora


Estampas de la posguerra

04/12/2021

Para los niños de la posguerra, los personajes más populares de Albacete eran El Ratica, La Tonta de La Gineta, Noni y la Petra. El Ratica era un gitano grandullón con unas zapatillas blancas atadas a los calcañares bajo un raído y semicorto pantalón. Vivía en el hueco de la escalera de una casa derruida por las bombas frente al Parque de los Mártires ¿? acurrucado junto a un sagato de estiércol que olía a demonios. Negro de puro sucio y con unos dientes blancos como la leche, que hacía rechinar de manera permanente, los piojos le hacían carrerillas por la cara y a cambio de una perra gorda nos cantaba a los chiquillos su cancioncilla favorita: «Mas quisiera ser mochuelo y cantar en un majano, que no mantener mujer y otro que le meta mano». «Ratica, ¿tú eres gitano?», le preguntábamos, y el contestaba: «Yo no, yo no; mi padre y mi madre sí…». De propina nos obsequiaba con la perla de su repertorio: «El que nace pobre y feo, se casa y lo hacen cabrón, ¿qué tiene que agradecerle a Dios?…».
La Tonta de La Gineta tiritaba en cualquier portal las nevadas de aquellos años sin calefacción, leña o carbón, para calentar los hogares de quienes no habíamos nacido ricos. La Tonta gemía rumiando: «Lástima de mi verano, lástima de mi verano…». Un día apareció preñada y los chavales le preguntábamos quien era el padre. Ella contestaba gimoteando: «¿Lo sabes tú? Anda dícemelo, dícemelo…».
El Noni tenía un puesto de pipas en la Plaza Mayor, que atendía la Petra, su mujer, porque él no salía de la taberna y arrastraba siempre unos «pedos» de padre y muy señor mío. Los chavales le gritábamos: «Noni, que viene la Petra» y el hombre, panzudo de pasito corto pero ligero, corría como un gamo, pues cuando la Petra lo alcanzaba lo despabilaba a guantazos. Otro día, más…