La pandemia del Covid-19, además de muchas muertes ha resucitado la gusanera nacional, a lo que los españoles somos muy proclives en períodos difíciles de nuestra historia. Menudean las llamadas telefónicas tratando de cambiar a los usuarios del gas, la electricidad e incluso las alarmas domiciliarias, a otras empresas, con subterfugios, ruines, ratoneros y chabacanos. Se aprovechan de la poca información de algunas amas de casa que caen en el garlito. Eso se llama mangancia comercial y competencia desleal. Pero qué le vamos a hacer si ese es el signo de los tiempos, en cuyos procedimientos caen también nuestros políticos en el poder, que cuando dicen una verdad se ponen colorados. 
«El PSOE no aceptará jamás un referéndum» sobre la independencia de Cataluña, ha afirmado Pedro Sánchez, pero ya sabemos bien el valor que tiene la palabra dada por el actual líder del socialismo español. Seguramente, en lo que a él afecta será exactamente al revés. Ya que la experiencia nos dice que para saber lo que el líder socialista va a hacer en un futuro más o menos inmediato hay que poner atención a lo contrario de lo que ha prometido 24 horas antes. De momento, contra todo pronóstico, los responsables de la asonada catalanista ya han sido indultados por el Gobierno capitaneado por el mocetón cuya palabra vale tanto como una cartera vacía o una acequia sin agua. 
Ojo al parche, porque cuando Sánchez niega que vaya a hacer o no hacer algo repican a vísperas de que hará todo lo contrario. En él se hace realidad aquello de hasta meter todo es prometer… Y luego, de lo dicho nada y tal día hizo un año. A uno se le ocurre si es que para erigirse en mandamás de un país hace falta mentir tanto y tan a menudo. Averígüelo Vargas…