Ramón Bello Serrano

Ramón Bello Serrano


Las Crónicas de Sebas

16/10/2021

Sebastián M. Gómez -Sebas- acaba de publicar el gran libro del circuito de las carreras populares -quiso la fortuna que la primera carrera tras la pandemia, Chinchilla, exigente y de montaña, hiciera los honores y fuera coincidente con este libro memorable-. Crónicas Atléticas (2007-2020) es más que un libro de club deportivo -el Dosquince-. Me honré en decir -y aquí lo sostengo- que es imposible no sentirse uno identificado con este libro; el alborozo de la carrera, los pesares compartidos, el hombro generoso del compañero, todas esas cosas que nos han hecho mejores personas -todo corredor me entiende-. Las primeras noticias de las crónicas me llegaron en 2014 y desde la prudencia que debe ejercer todo recién llegado (los galones han de respetarse siempre) le animé, en ocasiones rayando la amenaza, para que compilara sus crónicas, rescatara álbumes fotográficos, no dejare perder su ironía y sarcasmo benefactor, en un libro que suma pedazos de otras muchas vidas. Tengo la seguridad que la Diputación Provincial y su presidente, orgullosos          -como lo están y lo estamos- del circuito de carreras populares, verán en este libro reflejada la filosofía de las carreras -Sebastián va más allá de su equipo y nos agrupa a todos- en lo que el circuito quiso siempre ser: amistad generosa, condolerse del pesar del otro, compartir y hacer común la alegría ajena (hacerla propia) y el poder conocer a tanta gente diversa -y quererla tanto-. El circuito de carreras populares es un modo de vivir que ayuda y educa -te educa en la medida y prudencia-; te mide y deja medirte como persona; y no ha fallado en el momento peor de nuestras vidas -en la pandemia se unieron corredores de todos los equipos y fueron, poco a poco, en grupos reducidos, constantes en sus entrenos, en la esperanza de vernos de nuevo -y nos vimos en Chinchilla, como nos veremos en Hellín-. Y cuando la tristeza apretaba, la ilusión por este libro, del que fuimos testigos, nos ayudaba a recordar los buenos momentos y apostar por el futuro -no falta nadie en casi 500 páginas y centenares de fotografías-. El mejor circuito. El mejor libro. Y el mejor Sebastián.