Amadeo de Saboya atravesó los Pirineos de regreso a su patria después de abandonar la corona, diciendo que España era un país ingobernable. Estamos en otro siglo, pero los vicios y virtudes de este país nuestro continúan vigentes. Y ello pese a que de Amadeo aquí han gobernado la República, la larga dictadura de Franco y  una Monarquía que perdura con Felipe VI. Con la desaparición del dictador y la restauración de la Monarquía de los Borbones, a Juan Carlos I le sucedió su hijo Don Felipe. Han pasado muchas cosas, entre ellas los cambios naturales de todo proceso democrático. Se han celebrado varias elecciones y el juego de partidos ha funcionado con toda normalidad.
Normalidad que rompe Pedro Sánchez Castejón empeñado en recuperar el poder sea como sea, pactando con  quien sea. No ha tenido que pensar mucho  para encontrar en quien encaramarse para volver a la Presidencia del Gobierno. Y ese clavo ardiendo lo esperaba en el exilio. Adonde tuvo que huir como gato que le cortan el rabo un tal Puigdemont. Ello a cambio de exonerarle del delito de sedición en que había incurrido con su intento de separar Cataluña de España, y erigirse él mismo en el Poncio de la situación. Dios los cría y ellos se juntan…
La estampida de Puchi (así le llaman sus amigos), provocada naturalmente por el Gobierno de Pedro Sánchez, no ha sido obstáculo para que, perdidas las elecciones, por la mínima, pero perdidas, frente al Partido Popular que capitanea ahora Feijoo, el bueno de Sánchez haya pensado como única solución para seguir viviendo en el Complejo de la Moncloa, y continuar gobernando España,  en exonerar a Puigdemont de todos los delitos que le indujeron a pasar los Pirineos. Dios los cría y ellos se juntan…
Aquel que dijo que España es ingobernable se equivocaba. España es perfectamente gobernable mientras haya genios como Puchi y Don Pedro…