Fernando Fuentes

Fernando Fuentes


La lista de los listos

09/02/2021

Lo quieren silenciar. Acabar pronto con el asunto. Han puesto a toda la maquinaria a trabajar para pasar página ante este escándalo que ellos prefieren llamar «error» o «anomalía». Entre la Diputación y la Junta -lo mismo son- se lo pueden estar apañando. Se han negado a crear una comisión pública de investigación al respecto. No quieren que salga a la luz el listado de los que se han colado, por la misma jeta y tras una llamada de no sé sabe quién, en una vacunación fraudulenta tutelada por ellos. Van a estar tan callados como cuando su jefe y socio Page negó que en Albacete nuestros mayores se estaban muriendo asfixiados, y por cientos, por no haber respiradores, ni camas UCI suficientes. Qué podemos esperar de ellos, son los mismos. Llegados a este punto exigimos saber cuánto personal, ajeno a la Residencia San Vicente de Paúl y a la Unidad de Media Estancia, se vacunó sin corresponderle, restando vida a personas de esos grupos de alto riesgo, a los que sí les tocaba. No debemos de permitir que este tema quede sepultado, en el abismo del olvido, como quieren sus presuntos implicados. En esta «lista de los listos» no hay peces gordos. Tampoco políticos. Sólo trabajadores de la Diputación Provincial de Albacete a los que alguien llamó para presuntamente aprovechar vacunas que habían sobrado, una vez que se había administrado la primera dosis a los residentes y al personal -que los cuida, atiende y mantiene- con pleno derecho a ello. Hete aquí el delito. La clave está en saber quién los llamó. Y por qué. Y de qué despacho partió la orden. Y si es importante saber quiénes son los fulleros -perdonen, pero en este caso no creo en la buena fe o en la ignorancia, que no eximiría de cumplir la norma, a la hora de salvar la existencia antes de los que más lo precisan- más lo es conocer quiénes están detrás de esta patraña que, aunque la Fiscalía local aún no lo estima necesario, debería estar ya abriendo las diligencias pertinentes y poniendo a la Policía a trabajar en las pesquisas, y no dejarlo en manos de una investigación interna dirigida -¿o es cocinada?- por los mismos instigadores y protagonistas de este miserable episodio que jamás debería de quedar impune. Y que caiga quién deba.