Fernando Fuentes

Fernando Fuentes


Nuestro "año cero"

04/01/2022

Todos los albaceteños nos jugamos mucho en 2022. No hay más tiempo que perder. Este año no deberá de ser como otro cualquiera. Desde hace tiempo la sensación de que la capital más poblada de Castilla-La Mancha se desangra -económica, cultural y socialmente- es algo que cala en buena parte de la ciudadanía. No hay foro sesudo, frívola conversación de barra de bar o hilo de red social, en el que no se hable de ello. Los más negativos en sus críticas se atreven a decir que, si nadie lo remedia, nuestra capital será una de las primeras capitales de la «España vaciada». Otros pensamos que, aunque llegamos tarde, estamos a tiempo de impedir que Albacete siga perdiendo fuerza, energía y oportunidades, mientras otras muchas urbes, de idéntica categoría y potencialidad, nos siguen adelantando por diestra y siniestra. Durante demasiados años la política municipal se ha venido ejerciendo a salto de mata. Sin una organización del trabajo que llegue en su horizonte, a lo sumo, más allá de los cuatro años que respira una legislatura. Esto ha conllevado que las escasas veces que se ha intentado planificar de forma más amplia y panorámica -léase, pensando en grande- todo haya quedado en nada. No podemos tolerar que los que gobiernan hagan cosas, tirando de populismo fácil y efectista, solo para conseguir votos que les asegure seguir calentando poltrona, sin pensar en mañana. La presión permanente, a la que los somete las urnas, les impide ver allá. Este 2022 no puede ser como los demás. Nos debemos de exigir que sea el «año cero» de ese nuevo Albacete con el que soñamos. Ansiamos vivir en un lugar pensando para hacernos sentirnos orgullosos de su alto emprendimiento, de su atractivo pálpito cultural y, sobre todo, de una ansiada identidad diferenciadora. Todo esto seguirá siendo una quimera sino tendemos a escapar de la política de baja estofa para, poco a poco, auparnos a cotas más exigidas. Solo con estrategias, ideadas e implementadas a largo plazo, que afecten profundamente a todas las estructuras oriundas y trasciendan a los dichosos plazos electorales, podremos empezar a soñar con ese Albacete que podrá coger a su futuro por la pechera. Vamos.