Somos su obsesión. Nos tiene entre ceja y ceja. Page sabe que, si no hace nada para remediarlo, Albacete podría ser su tumba electoral. Maneja datos que lo confirman. Sabe que si hoy se celebrasen elecciones autonómicas el PSOE no ganaría en nuestra provincia. Y ello le haría perder su holgada mayoría, tan absoluta como imperial, condenándole, quizá, a perder unos comicios que, inexorablemente, se verían afectados por su gestión frente a la pandemia. Desde hace meses el presidente ha puesto a todo su aparato a trabajar -fuerte y sin contemplaciones- a recuperar lo perdido por estos lares. Se sabe aún fuerte en el resto de las provincias; pero aquí sabe que sus mentiras y desplantes -acaecidos, sobre todo, durante los meses duros de la primera ola- le han hecho perder miles de apoyos. Y lo que más le preocupa: de entre esos votantes históricos de la izquierda que, solo por serlo, agarran su puño a la rosa. Sin mirar ni a quién. Por eso, poco a poco, y siguiendo una estrategia de acercamiento perfectamente diseñada, Page va arrimándose -suave y con vaselina- a un Albacete al que hace poco no se atrevía a pisar. Él, y nosotros, sabemos por qué. El político toledano sabe que no hay mejor forma de volver a conquistar a un electorado -perdido y airado- que a base de potentes inversiones que afecten felizmente a lo más sensible: la sanidad, la educación, lo social, etc. Eso se lo enseñó un Barreda al que se lo hizo gravar a fuego el gran pope regional de la propaganda sociata, Pepe Bono. Y así sucede que en las últimas visitas de Page a nuestra ciudad -siempre para comparecer ante una audiencia controlada y afín, nada de paseos por la Calle Ancha, en loor de multitudes y regalando abrazos y capullos, como antaño- ha venido bien cargado de decenas millones de euros para la construcción de nuevos centros sanitarios y otras infraestructuras de este tipo. Parece que la mejora de la sanidad -con la reforma del Hospital como principal emblema- se ha convertido en el principal objetivo de un Page que, sí, ya está en campaña. Llegados a este punto ustedes me dirán que lo mejor será aprovecharse de ello. Claro. Pero que nadie se le olvide que ese aluvión de millones sale de nuestros propios bolsillos y que, tras ello, hay un plan. El de Page con ese Albacete al que menospreció, engañó y abandonó.