Fernando Fuentes

Fernando Fuentes


Susto y muerte

20/10/2020

Los españoles no somos más tontos, irresponsables o brutos que los franceses, italianos e ingleses. España es no es peor país que Alemania, Holanda o Portugal. Solo tenemos peores políticos. Hete aquí nuestro gran problema. Mientras algunos -haberlos haylos- aprovechan que las pulgas -léase, la Covid-19- se están comiendo hasta los ojos del galgo español, para así intentar enterrarnos para siempre, muchos nos planteamos cómo es posible que seamos el peor lar occidental en cuanto a la gestión de la pandemia. Es inevitable que, de forma transversal, todos nos preguntemos por las razones reales que nos llevan a lucir las cifras más fatales del ranking general epidémico. Sólo leyendo la prensa internacional -a falta de auditoria externa, esa misma que nunca llegará, buenas son estas tortas- podemos lograr desentrañar qué es lo que aquí nos ha matado por encima de nuestras propias posibilidades y hasta méritos. Y es que la inmensa mayoría de las decisiones políticas que podrían haber cambiado el rumbo del coronavirus en España, y de paso salvado decenas de miles de vidas, se han tomado mal, a destiempo y desde errores garrafales provocados por la desunión entre Gobierno, oposición y demás partidos a la gresca. Una de las claves que han marcado la capacidad de lucha y supervivencia ante el virus, en los países que nos rodean, es que desde el primer minuto sus gobernantes entendieron que sólo a través de una fuerza conjunta -producto de la sinergia de todos en pos de un único objetivo común- iba a ser posible vencer a este poderosísimo enemigo-. Y así lo han hecho y lucido el pelo. Mientras, aquí, se ha hecho todo lo contrario. Y el aberrante espectáculo ofrecido, en el Congreso de los Diputados, fue la asquerosa guinda a este pastel de la desvergüenza, el odio y el interés partidista. España no se merece más sustos, tampoco más muertes. Quizá ha llegado el momento de actuar sin su guía, permiso y amparo. ¿Sólo eso nos podría salvar?