Fernando Fuentes

Fernando Fuentes


Lo que de verdad importa

14/03/2023

Mientras la gigantesca columna de humo de la desintegración del tan necesario feminismo, en manos de políticos desaprensivos que sólo buscan su beneficio personal sin distinguir de sexo, nos ciega durante la primera semana de marzo sin dejarnos ver apenas nada más, miles de hogares de españoles se ven sacudidos por la subida salvaje de sus hipotecas sin poco más que hacer que buscarse la vida para afrontarla y evitar que les echen de sus casas. El hecho es que todos los que firmaron un crédito variable se han encontrado con incrementos de hasta más de 500 euros al mes, frente a lo que pactaron con el banco el día de la rúbrica. Esto puede llegar a suponer hasta cerca de 7.000 euros de saqueo al año. Huelga decir que no hay economía doméstica española que pueda soportar, ni un segundo más, el estrangulamiento que supone luchar a diario contra las exorbitadas tarifas de todo. La realidad es que la gente no puede más y todo está a un paso de estallar. Ante tal tesitura, el Gobierno más progresista de la historia de España -como sólo ellos mismos se proclaman- lo único que ha hecho es apretarle las tuercas, sólo un poco ni fuera a ser y sea, a las grandes distribuidoras alimentarias para que bajen unos céntimos los precios de una presunta cesta básica con, hasta el momento, poco éxito. Con ellos sí se atreven, pero con los bancos no. No hay esperanza de que se topen gubernamentalmente las hipotecas. No sucederá. Llegados a este punto es obligatorio recordar que el sistema bancario nacional nos debe a los contribuyentes aquellos 58.000 millones de euros que nos vimos obligados a prestarles en 2012. Y todo ello, y por supuesto, con la aquiescencia de todos los gobiernos que han desfilado por La Moncloa desde dicha fecha. Ahora, y ante el estupor de un pueblo que ve cómo su empobrecimiento avanza inexorablemente, lo que de verdad importa sólo parece ser un problema poco moderno o intelectual, tanto que ante el mismo no es definitivo si uno es más de Montero o de Calviño.