Javier López-Galiacho

Javier López-Galiacho


Cospedal, el liberal

09/05/2023

Ricardo Cospedal, un hombre bueno y justo, ya descansa en El Bonillo, bajo la misma tierra del Campo de Montiel donde transitó Don Quijote, quien fue el más casto enamorado y el más valiente caballero que de muchos años a esta parte se vio en aquellos contornos. Y es que algo de Quijote tuvo Cospedal con su porte, su elegancia y ese saber estar que lo distinguió. A los amigos se nos ha ido un caballero manchego y a su mujer, Marisa, y a sus tres hijos, Dolores, Ricardo y Charo, un marido y un padre ejemplar. Ricardo fue un respetado ingeniero agrónomo y de eso puede hablar su compañero y amigo, Gaspar Alfaro. Cospedal poseía la Gran Cruz de la Orden del Mérito Agrario y fue Delegado de Agricultura en los tiempos de Adolfo Suárez.  Ricardo es parte ya de la historia democrática de Albacete al ser uno de los impulsores nacionales, junto a Miquel Roca (padre de la Constitución) y mi admirado Antonio Garrigues, del nacimiento del Partido Reformista, bautizado castizamente como la «Operación Roca». Otro intento infructuoso, uno más para desgracia de España, de ocupar el centro político. En mi memoria de aquel 1986 está Cospedal, con ese parecido al actor mejicano Ricardo Montalbán, llenando de carteles aquel añorado Albacete, donde todos nos conocíamos y nos saludábamos. Como también guardo el recuerdo de aquel mitin de presentación en Albacete del Partido Reformista en el viejo restaurante La Zorrilla, con Cospedal y un exultante Garrigues Walker, quien dejó en el aire de la mañana una frase que en estos tiempos de guerracivilismo político, la clase política actual necesariamente debería hacérsela grabar. Que apunten: «Saber ser demócrata es algo muy simple, y no es vivir todos de acuerdo, sino saber vivir en desacuerdo». Eso es ser liberal. Vivir en abierto y en tolerancia. Así fue el bueno de Ricardo Cospedal a quien ahora su familia y amigos despedimos con honor y con la nostalgia de saber que con él se va un tiempo que también fue el nuestro. Una época presidida por el valor de lo humano, del respeto y del entendimiento. Todo eso encarnó el liberal Cospedal. Que la tierra de Montiel te sea leve, amigo Ricardo.