José Juan Morcillo

José Juan Morcillo


Sirenas

15/11/2023

Paso en el coche más horas de las que querría y engaño a los minutos y al cansancio escuchando música. No hace mucho sintonicé la canción que Antonio Flores compuso para su hija Alba. Antonio Flores era un virtuoso, un genio, como también lo fue Antonio Vega; la hipersensibilidad de ambos los desprotegía de la mediocridad y de la deshumanización, y el sufrimiento los empujó a irse pronto y a la sordina. Escuché, digo, la canción que le dedicó Antonio a su hija cuando nació y me quedé con los versos «a una palmada se oyó/ el canto de una sirena». Pensé entonces cómo se voltean algunas palabras y adquieren una identidad semántica muy distinta de la original. Ahí están las sirenas, a las que la factoría Disney y ciertas tradiciones germanas las han convertido de temibles seres -emparentadas con las harpías, hambrientas de carne humana y vinculadas con el mundo de los muertos- en bellas y bondadosas jovencitas capaces de enamorar a los hombres con su torso desnudo y su cola de lubina. Se ve que los cantos de sirena de antes no son los de ahora; los demonios de antaño son hoy inocentes angelitos.
A veces, las emisoras intercalan entre las canciones noticias curiosas. Una me dejó perplejo: al parecer, desde que se prohibió en el Protocolo de Montreal el uso de CFC en aerosoles para no dañar la capa de ozono, el cambio climático se ha acelerado. Si esto es cierto, lo que por un lado nos mata por el otro nos salva. Qué contradicción. Como el oxígeno: lo que nos da vida nos oxida, envejece y mata lentamente.
Hay algo de macabro en algunos de estos volteos semánticos. Pienso en las granadas, fruta que simbolizaba la eternidad al ser la única que dura meses sin pudrirse, imagen de vida eterna para muchas religiones, pero las empresas bélicas se inspiraron en ella, en su forma, contenido y nombre, para crear un arma de guerra, de muerte. En la guerra de Israel contra Gaza se observa que las víctimas del exterminio nazi de ayer son los genocidas de hoy, que abanderan una limpieza étnica inspirada en la que padecieron hace ocho décadas. Otro vuelco: llamar limpieza a lo que es aniquilación de un pueblo. Cuántos términos y conceptos volteados que hemos convertido en sirenas, con sus cantos, unas veces de vida, otras de muerte.