Fernando Fuentes

Fernando Fuentes


Lo de la Obregón

11/04/2023

Por encima de exclusivas, flases y el crepitar del cuché es una evidencia que, hoy en día, la gestación subrogada es ilegal en España. No entraremos aquí en si en la última reforma de la Ley del Aborto, aprobada durante el pasado mes de febrero, se debía de haber modificado la naturaleza jurídica de esta práctica, lo que es un hecho es que va contra la Ley y, no hay duda, de que la Obregón era perfectamente conocedora de este extremo. En nuestro país sólo se permite la relación de filiación de una madre no biológica a través de la adopción. Lo demás vulnera los derechos de madres e hijos. Por eso ha sido Miami el lugar elegido por la exactriz española para alquilar un vientre y conseguir el sueño de ser madre de una nieta. Allí es legal y cuando quiera regresar a Madrid con su bebé nada se lo podrá impedir, además de poder inscribirlo en el Registro Civil al haber nacido fuera de nuestras fronteras. Desde lo estrictamente jurídico, lo que se ha llevado a cabo es violencia reproductiva contra la mujer, se tipifica como explotación y se prohíbe su publicidad. Llegado a este punto parece claro que todo se han estudiado hasta el mínimo detalle para que una mujer española rayana en los 70 años haya podido ser mamá de un hijo de su vástago fallecido y salir con todas sus plumas de la jugada. La libertad de cualquiera para hacer lo que quiera sólo debe de conocer un límite y es que la Ley impone. Pero también desde lo moral. Y parece que sólo desde aquí se la podrá criticar, porque meterle mano desde lo legítimo parece que, por mucho que se empeñen algunos, no es posible. Lo que sí parece claro es que los importantes gastos del alquiler del vientre no serán un problema para alguien que ya había vendido la exclusiva de las fotos de su recién nacida -sea hija o nieta- antes de que la criatura adivinara la luz. Si cuestionamos la legalidad, y moralidad, de la gestación subrogada -o en diferido y simulado- el acicate de que ese pequeño ser se haya convertido, desde antes de nacer, en un lucroso producto mediático merece más condena. Convertir en un provechoso espectáculo algo tan íntimo como es la génesis de una vida -sea de la manera que fuere- ya no es que se ajuste a la Ley o sea más o menos ético, es que es simplemente asqueroso.