Javier López-Galiacho

Javier López-Galiacho


San Fermín en el ‘JJ’

11/07/2023

Antonio Piñero, compañero del alma y mi mano derecha de aquel recordado colectivo Amigos del Teatro Circo, llevaba tiempo invitándome a su tertulia sanferminera que acoge la barra de ese magnífico gastrobar que es el 'JJ' de la calle San Agustín, esquina a Caldereros, que regenta con éxito de público un clásico de la hostelería albaceteña como es Miguel Sánchez. Capitaneada por Piñero, quien a escasos metros tiene su Asesoría Asecom, la tertulia es variopinta. Ahí estaban el joyero Ramón Nieto, el empresario Javier Jiménez, el asesor José Carlos Garcia, la doctora Almudena Honrubia, Alfonso López de la Diputación Provincial, el ingeniero Amador Borraz o la profesora Julia Gregorio y ejerciendo de maestro de ceremonias detrás de la barra, el propio Miguel Sánchez. Este pasado sábado, por fin, y aprovechando mi estancia en Albacete para acoger la visita del joven doctor ovetense Luis Fernández-Vega (hijo), figura nacional ya de la oftalmología, pude aceptar la invitación de Piñero y su tertulia. Al mismo tiempo que el corralero mayor de Santo Domingo, «descorchaba» el cohete que daba inicio al multitudinario encierro pamplonica, el barman Miguel descorchó el buen champagne francés que aporté al fielato tertuliano. Tras el rapidísimo encierro (una constante de estos últimos años), desarrollado entre Santo Domingo y el coso pamplonica, brindamos por la amistad y por nuestro Albacete.  Por cierto, hace unos años escribí una columna dedicada a esos escasos 875 metros donde se desarrolla el encierro, como metáfora de la propia vida: tropezones, cornadas, codazos, egoísmo y algunas dosis de solidaridad. Vamos, como el mismísimo vivir. Entre copa y copa de champagne, colándose la fresca de la amanecida mañana albaceteña, la tertulia recordó anécdotas de esas «cosicas» de Albacete o el ejemplo de personalidades que nos marcaron como el recordado Luis Parreño. Y al dar el reloj las nueve, cada mochuelo partió a su olivo, sellando nuestro adiós con un abrazo. Antonio, compañero del alma, guárdame sitio para el año que viene y, mientras, pidámosle a San Fermin que nos eche su capotillo.