Elena Serrallé

Elena Serrallé


Confía, perdona... ¿olvida?

10/04/2024

En el seno de una conversación en la que participé hace unos días, una conversación de ésas en las que estás a gusto, sin corsés, sin maquillaje, sin prisas…de ésas en las que no te tienes que parar a pensar lo que vas a decir, alguien comentó que las acciones más difíciles a las que nos enfrentamos las personas son tres: confiar, perdonar y olvidar.
Yo las he ordenado configurando mi top tres personal. Reconozco que no me cuesta nada confiar en la gente. Parto de la casilla de salida cuando conozco a alguien. Anulo prejuicios e informaciones previas. Concedo oportunidades. No quiero comenzar una relación contaminada, quiero extraer mis propias conclusiones y es cierto que muchas veces el transcurso del tiempo me confirma aquello que me contaron, pero otras muchas me regala sorpresas que unas veces son agradables y otras no tanto. Lo importante es que consigo depurar mi propia opinión.
Perdonar implica dar un pasito más. Supone uno de los mayores actos de generosidad. Perdonan las almas grandes y bondadosas, no todo el mundo sabe perdonar porque perdonar consiste en encajar una decepción, un sentimiento de dolor, de traición y eso no es tarea fácil.
No obstante, mi mayor reto consiste en olvidar. Ahí pincho. Me cuesta olvidar y quizá sin olvidar, el gesto del perdón se devalúa, mengua, se vuelve descafeinado, pero, por otro lado, el agradecimiento se perfila eterno. Cuentan que la memoria es selectiva, no será la mía. Grabados a fuego se tatúan en mi mente, y algunos en el corazón, todos los gestos, hechos, miradas, reproches, decepciones, comportamientos, palabras… todos, absolutamente todos. Eternos.