Ayer se celebró el día internacional de la lucha contra el cáncer infantil. En Albacete, pronunciar estas palabras es pensar en Afanion, en los Guachis y por supuesto en el querido doctor Antonio Cepillo. 
Este espacio se me queda inmensamente pequeño para escribir todas las ideas, imágenes, emociones, sentimientos, ilusiones y deseos que invaden mi mente respecto de este tema.
Me voy a limitar a agradecer. Gracias, Afanion, por estar, por abrazar a familias asustadas, por conseguir tranquilizarlas cuando de la noche a la mañana su mundo se desmorona atenazadas por el miedo al monstruo. Gracias por unir historias que así, compartidas, aligeran el peso de la preocupación. Gracias, por esa enorme e impagable labor.
Gracias a los Guachis, por ser rabiosamente divertidos, por hacer vibrar a un público que se entrega desde que pone un pie en el teatro de La Paz. Gracias, Guachis, por vuestra filosofía de vida, por vuestra actitud, por vuestra garra y por enseñarnos tanto. Sois sencillamente geniales. 
Gracias, «capitán optimista», Cepi, por existir, por tu entrega, por tu legado, por tu enorme corazón. Tu mirada ya hacía intuir que eras de otra pasta. Te fuiste pronto, demasiado pronto, y Albacete entero lloró tu pérdida.  Nos quedó tu esencia, tu luz, tu manera de sanar y tu nariz verde.
«Gente pequeña en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo», ya lo creo que se puede, de hecho retiro mi queja inicial acerca de lo pequeñito que se me quedaba este espacio hoy.