Elena Serrallé

Elena Serrallé


Cañitas Maite, un placer conocerte

07/12/2022

Ayer gocé del placer de comer en Cañitas Maite. Las opiniones acerca del sitio lo encumbran en la cima de la buena cocina, tanto es así que era casi obligado dejarse caer por allí para poder construir mi propio veredicto. En la gran mayoría de las ocasiones suele ocurrir que son tal altas las expectativas, que cuando pruebas la experiencia que otros te han dibujado tan magnífica, es decepcionante comprobar que tampoco es para tanto. No fue el caso. 
Me gustó. Me gustó mucho. Comí fenomenal, en un ambiente ameno, con un servicio óptimo y una calidad culinaria excelente, pero me quedo con dos connotaciones.
La primera. Admiro profundamente a la gente que emprende. Altas dosis de sacrificio, de tesón y de esfuerzo, pocas horas de sueño. Buena formación que se impulsa en el trampolín del buen hacer de generaciones precursoras que tejieron los mimbres sobre el que lanzar un proyecto ambicioso. Mentes inquietas ávidas de evolución. Metas que nacen rayando la utopía y que finalmente cuajan a base de trabajo y más trabajo. Talento joven que se come el mundo. Ganas de brillar haciendo lo que mejor saben hacer. 
La segunda. Apuestan por quedarse en su pueblo. Eso, sencillamente,  hace que me rinda a sus pies. Un balón de oxígeno que siempre es bienvenido para cualquier núcleo de la España rural tan castigada. Admirable acto de valentía y de orgullo por sus raíces. Bravo una y mil veces. No habrá sido fácil, pero lo han conseguido. 
Y si, probé la mejor croqueta del mundo y me pareció espectacular. Volveré.

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