Óscar Dejuán

Óscar Dejuán


Pedro y lobo

12/12/2022

No hace falta presentar este «cuento para niños con moraleja para mayores». Quien engaña a sus vecinos gritando «¡que viene el lobo!», acaba devorado por un lobo de verdad. Sí conviene aclarar a qué Pedro me estoy refiriendo. ¿A Pedro Castillo, presidente de Perú y hoy presidiario, o a Pedro Sánchez, presidente de España recluido en la Moncloa para evitar los abucheos de la calle? A los dos. 
Pedro Castillo dio un golpe de Estado el 8 de diciembre al disolver el Parlamento de la República de Perú y anunciar la dictadura del decreto-ley. No sabía que en aquellos momentos el Parlamento estaba votando su destitución por «permanente incapacidad moral». Dos horas después entraba en la cárcel donde le esperara el expresidente Pedro Alberto Fujimori, temible golpista de derechas.
Pedro Sánchez aprovechó el puente de diciembre para asaltar la cúpula del poder judicial. La nueva ley le permitirá nombrar a la mayoría de los magistrados del Tribunal Constitucional, la única institución que podía pararle los pies. Lo hizo, eso sí, con la sonrisa en los labios, requisito para que un golpe de Estado sea considerado como «desórdenes públicos». Como es habitual en él, habló sacando pecho: «Europa aplaudirá nuestra valentía para desbloquear la Constitución española de 1978».
La trama de estas dos historietas puede discurrir por varios derroteros. El final sí lo veo claro. Todos los pedros son devorados por el lobo que han alimentado con mentiras y traiciones.