Hoy hace justamente dos años que Pedro Sánchez formaba el actual Gobierno tras las elecciones ganadas en noviembre de 2019. Era el 13 de enero de 2020, y mucho ha llovido desde entonces, tanto que es como si en vez de dos años hubieran pasado dos décadas; la pandemia, Filomena, la erupción volcánica, el extraño exilio del Rey emérito y el constante tsunami en el que se ha convertido la vida política en este país, han manejado las manecillas del reloj nacional y han desvirtuado hasta el paso del tiempo.
Exactamente un mes después de aquel 13 de enero la pandemia emitía sus primeros avisos y llegó una triste y dramática primavera que arrasó por el mundo como elefante entrando en cacharrería. Arrasó y atemorizó a toda España, como hizo en cualquier otro rincón de un mundo encogido y sobrecogido ante la enigmática guerra que nos declaraba tan invisible enemigo. Pandemia al margen, en nuestro país aquel primer mes de gobierno social-comunista, como lo bautizó la oposición, ya imperaba un clima insoportable de crispación política, un clima de insultos, confrontación, de bulos y de tensión contra la estabilidad de las instituciones, que no sería el más adecuado ante el avance de la pandemia en una situación que debería haber priorizado los pactos y el consenso para afrontar la plaga que nos atacaba y sesgaba vidas por miles -hoy ya se han contabilizado oficialmente más de 90.000 víctimas mortales por Covid en España- que a día de hoy todavía no parecen suficientes como para que la clase política haga un esfuerzo común, visualice las prioridades de los ciudadanos y entiendan que no es momento para seguir cada uno disparando desde su trinchera.