Soy mujer y no me permiten existir. Soy afgana y es el año 2021. No me está permitido salir sola de casa, siempre he de hacerlo en compañía de mi marido, mi padre o mi hermano. No me está permitido decidir qué ropa me pongo, sólo el burka puede cubrir mi cuerpo, por completo, porque mostrar mis tobillos acarrea ser azotada en público. Tampoco se me permite celebrar un contrato. No puedo coger sola un taxi, ni estudiar en la universidad, ni hablar o reír rodeada de más personas, nadie puede escuchar mi voz fuera de casa. No puedo expresar ni mi opinión, ni mis sentimientos, ni mis deseos, ni mi frustración...solo silencio y sumisión. Vejación y humillación.
Tengo terminantemente prohibido usar maquillaje, si pinto mis uñas me arriesgo a la amputación de mis dedos. No me dejan practicar deporte, ni montar en bicicleta o en moto. No puedo usar un baño público. Ni siquiera puedo lavar la ropa en un río o fuente. No puedo asomarme por la ventana de casa. No puedo volar una cometa con mis hijos. No, tampoco puedo vivir ni respirar y siento cómo me asfixio.
Cualquier hombre de mi familia puede golpearme y maltratarme cuando se le antoje. No tengo derechos. No tengo palabras. Soy invisible. Vivir así no es vivir. Es el horror. Es el infierno. Las mujeres aquí somos tratadas como bestias y yo quiero huir, necesito escapar de esta sociedad atroz que me condena a pasar los minutos y las horas pidiendo perdón por existir.
Todos los días deseo morir, aunque sobradamente sé que ya estoy muerta.