Elena Serrallé

Elena Serrallé


Treinta años viviendo deprisa

06/10/2021

Alejandro Sanz comenzó octubre a lo grande, inaugurando su más que merecida estrella de la fama en el flamante paseo de Hollywood. De las primeras personas que apostó por él y por su Viviendo deprisa fue mi hermana, quien llegó a casa con aquel disco de vinilo que envolvía sus primeros temas luciendo su cara de niño mono en la portada. Después ha habido muchos y muy buenos, pero el ramillete de canciones que encerró aquel trabajo es, sin duda alguna, el mejor.
Tres décadas de poesía en sus letras, infinidad de números uno, veintitantos grammys latinos y otros pocos yanquis y a esta seguidora le sigue transmitiendo lo que creo que es la fórmula de su éxito: trabajo, talento y humildad a partes iguales.
No compréis aquello de que los sueños se cumplen, no, no es cierto, los sueños se trabajan, se esculpen, se maceran, se madrugan, se riegan, se nutren, pero no se cumplen por arte de magia. El talento te lo regalan los genes, o el azar, o la naturaleza, o Dios, o el destino, es privilegio de los elegidos. La humildad es lo que nos hace grandes, sólo llegas a ser gigante si sabes ser pequeño. Es aquello que te permite brillar y lo que te convierte en un ser querido y admirado por el resto. Es la mejor carta de presentación y la tarjeta de visita que abre todas las puertas. Es el mayor signo de inteligencia de las buenas personas.
Me alegro por ti, Alejandro. Me emociona escuchar tu eterno agradecimiento a tus raíces y principalmente a tus padres. Siempre nos obsequias con mensajes transparentes construidos con el alma desnuda.