Elena Serrallé

Elena Serrallé


Pilates y crepes de Nutella

17/03/2021

Hay un momento muy duro y muy puntual en el año que ronda las fechas que estamos viviendo. Ese día en el que te armas de valor, respiras hondo y te plantas a plena luz del día, en ropa interior y a tumba abierta delante del espejo para escanear la silueta que empieza a despertar del largo período de hibernación. Así, sin filtros. Y entonces es cuando te preguntas qué ha pasado. Deporte y dieta.
Llevo un mes haciendo pilates y cuando el monitor me preguntó si tenía alguna patología le confensé que llevaba 10 años sin practicar deporte. Aún recuerdo su mirada piadosa y burlona mientras pensaba «hoy me voy a reír». Yo era la menor de las mujeres en aquella sala de tortura pero tendríais que haber visto con qué facilidad levantaban la pierna formando un perfecto ángulo de 90 grados mientras yo me afanaba por no parecer un escarabajo ebrio tumbado boca arriba al tiempo que intentaba controlar los tirones con los que protestaban mis músculos entumecidos. Terminé la clase mareada y con ganas de vomitar, no os digo más.
Si nos vamos a la dieta el panorama no es mucho más alentador. Al tener niños se acentúa la condena. Vives con la tentación. Hay que tener la mente muy fría para sentarte con tus hijos a merendar en una terraza al aire libre y dar sorbitos a un té verde con el olor del crepe de nutella colonizando tus fosas nasales. Por si fuera poco, se dejan abandonados dos trocitos en el plato porque no pueden más. Un tic nervioso se apodera de mi ojo. Si supero esa prueba lo habré conseguido. En ello estoy.