Elena Serrallé

Elena Serrallé


No

20/07/2022

Quizá muchos de vosotros compartís conmigo lo que yo considero una de mis asignaturas pendientes, saber decir NO. Creo que es algo que hay que procurar inculcar y trabajar desde la más tierna infancia. Tememos defraudar si declinamos una oferta o un plan. Nos asusta lo que puedan pensar de nosotros si rechazamos una propuesta y eso es un gran error, porque al final, lo que conseguimos es traicionarnos a nosotros mismos. En mi búsqueda constante de métodos para aprender a decir «no» he encontrado un ramillete de opciones que pueden sernos útiles. La más elaborada es la que se conoce como «técnica sandwich», de tal manera que la primera rebanada de pan es un SÍ del tipo «me encantaría ir con vosotros a cenar esta noche», es entonces cuando, de manera asertiva, colocas el queso, que obviamente es un NO, por ejemplo «pero hoy me apetece más quedarme en casa» y rápidamente, terminas con la última rebanada de pan en tono positivo, algo así como «muchas gracias de todos modos, espero poder apuntarme la próxima vez», y de ese modo, has declinado elegantemente la oferta.
Otra opción no tan elaborada sería la de colocar el no en nuestras cuerdas vocales acompañado de un «lo siento», o un «muchas gracias».
Pero el objetivo que me he marcado es poder conseguir algún día vocalizar el «NO»» a secas, sin más, sin disfraz, sin coletillas de cortesía que descafeínen mi decisión. Llegará, sé que llegara el día en que después de decir «NO» sin más, compruebe que el planeta siga girando, los pájaros cantando y mi corazón latiendo.

ARCHIVADO EN: Albacete