Elena Serrallé

Elena Serrallé


Pluviofilia

14/04/2021

¿No encontráis sencillamente maravillosa la sensación de estar en la cama escuchando llover? Siempre y cuando al día siguiente tu agenda no te obligue a madrugar y la irrespetuosa alarma no boicotee el momento, claro. 
Hay dos clases de personas, las que odian las tormentas por aquello de que les infunden terror y las que las observamos con la fascinación propia de un niño contemplando los fuegos artificiales como el mejor de los espectáculos.
A mí me resultan hipnóticas, me encanta activar la cuenta atrás que separa el relámpago del trueno, sendos presentes para la vista y el oído. La luz y el estruendo en un duelo mágico sensorial de dimensiones faraónicas. Y después la lluvia, limpiándolo todo, desplegando ese efecto purificador tan magnífico. Una banda sonora exquisita. Caminar compartiendo paraguas refugiada en el abrazo de quien te hace sentir especial, pocas estampas hay más románticas que esa. El frescor que te invita a inspirar un aire renovado como antesala de uno de los mayores placeres, el mejor aroma del mundo, el olor a tierra mojada, el petricor. Si algún genio fuera capaz de envasarlo lo compraría en cantidades industriales. El perfume de la naturaleza.
Y como colofón, la multitud de  colores en el cielo enviándonos el mensaje optimista que nos recuerda que no llueve eternamente, que luego viene la calma, que todo llega y que todo pasa y que después de cada tormenta seguimos estando, pero ya no somos los mismos.
Me gustaría perderme en un universo hecho de días lluviosos, libros y café. ¿Me acompañas?

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