Juan L. Hernández Piqueras

Juan L. Hernández Piqueras


De batas y togas

08/10/2020

En plenitud de la segunda ola de la pandemia España, excentricidades de Trump aparte, debe ser el único país en el que es imposible ir al mismo paso y de forma colectiva en la lucha para frenar el ataque del coronavirus. Y el único donde los jueces concentran más el interés mediático que los médicos o los científicos. Y no, no debe ser ese un buen síntoma de cómo nos encontramos, con casi un millón de infectados y contagiados detectados oficialmente y con no se sabe con cuantos mil muertos contabilizados, y que sea la justicia acaparando más titulares que la propia sanidad, realmente la gran prioridad y preocupación de la inmensa mayoría de los ciudadanos.
El bloqueo para la renovación retrasada y obligada del Consejo del Poder Judicial, la ausencia del Rey en Cataluña para presidir un acto corporativo de los jueces, la demora en la aplicación de medidas con interés sanitario para la población a expensas de la última palabra judicial, la decisión definitiva de la inhabilitación del presidente catalán Torra por desobediencia a la propia Justicia… son todos ellos asuntos importantes, sin duda, pero que no deberían servir para apartar el foco de los asuntos sobre los que de verdad el ciudadano quiere luz y que no son otros que la pandemia y sus consecuencias sobre nuestra propia vida cotidiana. Un día a día en el que ese ciudadano está mucho más pendiente de las palabras de los médicos y sanitarios, de los investigadores y científicos que de lo que digan los jueces. No es precisamente un ejercicio de lógica y sentido común que las togas de la justicia, por cierto no en su mejor momento de credibilidad, solapen a las batas blancas de la sanidad.