Visita rápida y cronometrada del presidente del Gobierno Pedro Sánchez, al que sus enemigos políticos acusan de encabezar un gobierno Frankenstein, pero que se identifica mucho más con el personaje de Robert Louis Stevenson bajo la doble cara del doctor Jekyll y Mr. Hyde, pasó unas horas en Albacete realizando una visita empresarial en el hangar del aeropuerto investido de su presidencia del Gobierno nacional y acto seguido, ya como Mr. Hyde, y con el rostro de secretario general del PSOE, protagonizar un acto de partido en estas largas vísperas que estamos viviendo de precampaña electoral. En ambos casos faltó la foto más previsible en una jornada como la vivida el pasado lunes y a falta de mes y medio para que las elecciones decidan quién gobernará en Castilla-La Mancha los próximos cuatro años. La foto, por supuesto, no es otra que la de Sánchez con García-Page, una foto que o bien los compañeros gráficos no buscaron o los dos políticos no propiciaron. De hecho, en la primera de las visitas, la empresarial, Page se mantuvo en un secundario perfil bajo que no es muy habitual en él, mientras que en la segunda, el acto de partido en el Palacio de Congresos, ni siquiera estuvo.
La sensación es que Page no espera que Sánchez le proporcione muchos votos en la cita electoral autonómica del próximo mes de mayo, se conforma si no le hace perder demasiados entre los que tiene asegurados, pero se percibe que los desencuentros entre ambos líderes socialistas en estos últimos años y en distintas materias no han sido de opereta, años en los que el presidente castellano-manchego, aunque disparando a Paco Núñez, ha apuntado demasiadas veces a Pedro Sánchez.