Bueno, ya sabíamos que Pedro Sánchez es el culpable de todo, que estamos perdiendo el tiempo y el dinero por no dar paso a que Feijóo no esté empleando ya su brujería gallega para dar bálsamo a la situación en la que andamos metidos. Sánchez nos ha introducido en una pandemia, ha provocado que exploten volcanes en Canarias, precisamente tierra del Tito Berni, provoca a Putin por mandar cuatro tanques viejos a Ucrania, no sabe controlar la inflación que daña nuestros bolsillos y ahora es también el culpable de la espantada de Ferrovial. La derecha ha retorcido el colmillo y con tal de darle cera al Gobierno social-comunista, como ellos le llaman, no dudan en confirmarle la razón a la empresa huida, ser comprensivos con sus razonamientos fiscales y, por supuesto, culpar a Sánchez.
Si realmente estuviéramos gobernados, Dios no lo quiera, por un Gobierno de social-comunistas y bolivarianos hay que decir que los empresarios y responsables de Ferrovial, antes de irse a Países Bajos probablemente pasarían por las cárceles españolas. Cosa que evidentemente no ocurrirá, pues no hay nada que les impida hacer lo que han hecho y las biblias del capitalismo no consideran tal pecado en sus comportamientos. Ésta es una película que ya habíamos visto, nada de ficción, una realidad pura y dura en la que el capital, siempre el bueno, puede ir a donde quiera y le interese. Y como siempre, quienes terminan levantándose de sus butacas para aplaudir son la bancada de la derecha. Está dentro de ese argumento gremial de los patriotas españoles a los que no les importa que el país quiebre, siempre y cuando ellos se forren. ¡Qué país! que diría Forges.