Óscar Dejuán

Óscar Dejuán


La familia Ulma, ‘in memoriam’

11/09/2023

Mientras escribo estas líneas tiene lugar la ceremonia de beatificación de una familia polaca fusilada por los nazis en 1943 en Markowa, pueblo polaco cercano a la frontera con Ucrania. Nos referimos a los esposos Wiktoria y Józef Ulma con sus siete hijos, incluido el que estaba a punto de nacer. Su delito fue acoger en su granja a dos familias judías perseguidas por los nazis (todavía no sabemos por qué). En la misma granja fueron sucesivamente fusilados los ocho judíos, los padres y los hijos. 
En 2003, sesenta años después de los asesinatos, los habitantes de Markowa, acompañados de judíos y alemanes, levantaron un monumento a la familia Ulma. La inscripción reza así: «Sacrificaron su propia vida para salvar la de otros». Ayer, ochenta años después del martirio, la familia Ulma fue declarada beata por la Iglesia Católica. 
Desde el punto de vista religioso, lo más inspirador es que por primera vez se ha beatificado a alguien en el útero materno. Nos parece una muestra de coherencia: uno empieza a ser persona desde el momento de su concepción. 
Desde el punto de vista sociopolítico la beatificación de la familia Ulma ilustra lo que significa la «memoria histórica» para la Iglesia Católica. El nuevo beato debe mostrar una vida ejemplar, arrepentimiento de sus pecados y disposición a perdonar a los demás, verdugos incluidos. La familia Ulma fue un ejemplo de virtudes familiares y sociales. Józef destacó por su ingenio y su deseo de ponerlo al servicio de las explotaciones agrícolas de la comarca. Cuando aquellos ocho judíos llamaron a la puerta los esposos Ulma respondieron como estaban acostumbrados: con los brazos abiertos. Los tres responsables del asesinato masivo fueron condenados por la justicia polaca … y punto.